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¿Qué pasa cuando te dejan esperando interminables horas para ver un show que no dura ni la mitad de lo que esperaste? ¿Qué pasa por tu cabeza cuando no hay una buena organización con la venta de boletos, con el acceso del público o con entrada y salida de los bailarines? Y ¿Cuál es tu humor si después de todas estas trabas las luces fallan, el teatro o donde se haga el evento está a menos de la mitad de su capacidad, y además la música no está lista? La respuesta es casi obvia, el humor de cualquier persona se convierte en un volcán a punto de explotar, la danza ya no es importante, lo importante es salir de todo aquel desastre; el talento de los bailarines se ve menguado por todos esos detalles y es muy difícil que el desempeño de ellos rebase el ambiente general del show.

La danza, como todo arte, necesita mantener un vínculo con su comunidad, necesita tener un público que retroalimente la obra y que de una u otra forma justifique su existencia. A veces ese público consta de un par de personas, a veces es el mismo bailarín quien toca verse a sí mismo y tomar el papel de espectador al mismo tiempo que ejecutante, pero siempre se ha de buscar más. El bailarín o bailarina busca el constante reconocimiento a su ardua preparación. Una parte importante del trabajo de quienes ejecutan, enseñan o difunden la danza es que haya un mayor acceso espectáculos dancísticos, que el público sea mayor cada vez, que la demanda suba y con esto también el nivel de exigencia para la ejecución.

La responsabilidad para con el público no recae totalmente en quien baila. Ya sea que la danza se presente en la calle, en el atrio de una iglesia, en el campo de siembra, en un restaurante o un teatro, el espacio influye mucho en que la danza sea bien o mal recibida, en que sea una bienvenida cordial al espectador primerizo o que sea su peor pesadilla. El  espacio de la danza lo conforma todo lo referente al desarrollo de la puesta en escena, a la organización del evento, su difusión, además de todos los aspectos técnicos. El trabajo de los responsables en hacer posible un show de danza es crucial para un buen recibimiento de lo que aparece en el escenario.

01-INCIDENCIA

Cuando imaginamos eventos de danza recordamos sobre todo aquellos grandes y ya consagrados shows de ballet clásico o del majestuoso Ballet Folclórico de México, en donde el trato con la gente y la calidad del espectáculo está estandarizado. Es otro cuento cuando hablamos de shows de danza árabe, de hawaiano, danzas regionales de países extranjeros y menciono aparte a los shows de tribal bellydance por ser una oferta recurrente que ya se maneja por separado de la danza árabe; además del hip hopbreak dancedance hall, bailes de salón, tango, etc.. Todas estas danzas necesitan un desempeño igual de profesional al momento de presentarse ante el público que la danza que cobija el gobierno. Necesita apoyo de los medios y necesita un buen manejo de sus relaciones públicas, al igual que un público más amplio que aprecie a los buenos y nuevos talentos que buscan un espacio para mostrar su danza; estos bailarines que no siempre han tenido una extensa educación dancística pero sí una pasión que ha rebasado su vida cotidiana y que los ha llevado a querer expresarse frente a otras personas y su empeño merece un show llevado lo mejor posible. Merecen que su esfuerzo llegue a nuevas miradas y que un buen manejo del espectáculo haga posible que su danza cautive. Cuando existe un buen trabajo dentro de la organización de un show de danza lo que luce es la danza misma y de lo que habla la gente es de ella y no de lo complicado que fue asistir.

Escrito por @joselynfranco21